jueves, 10 de junio de 2010

Orfeo

2 comentarios:

  1. El oído es puerta de entrada a la fascinación, a veces también amorosa, cuando prescindimos de la vista o unimos a ella sus percepciones: la fascinación de los cuentos de Sherezade salvó su vida; la fascinación del canto de las sirenas, en cambio, llevaba a la muerte; y fue vencida por la más poderosa, la de la música del pobre Orfeo, que acabó siendo un juguete de los dioses por tener ese talento.

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