viernes, 4 de febrero de 2011

SOBRE LA CONCEPCIÓN E IMAGEN DEL DESEO EN LA LITERATURA TROVADORESCA MEDIEVAL.

Introducción:

La imagen del amor construido a través de la masculinidad es la gran innovación de la historia en la edad Media; además, este imaginario y realidad del amor cortés naciente en el siglo XII va estar presente hasta nuestros días adquiriendo en la sociedad actual un código de identidad. Uno de los exponentes más importante es Dante, él describe en su obra la Vita Nuova la búsqueda del sentimiento amoroso que logra conectarlo con el fuego del corazón y el deseo espiritual- secreto convirtiéndolo en un juego amoroso.

I. El Amor Cortés y el Dolce Stil Nouvo.

El amor cortés es un código de comportamiento que surge en Francia en el siglo XII influenciado con las representaciones de la caballería y del feudalismo. Este sistema funcionaba por medio de ciertas reglas elaboradas en los poemas o canciones de los trovadores escrito en lengua de oc (provenzal) y en lengua de oïl (francés antiguo). Se inspiraron en la antigua percepción griega del poema lírico como composición vocal, lo cual sus poesías y canciones son los primeros ejemplos literarios en una lengua distinta del latín que toma mediante las armonías y compases copiados de la música popular. En un primer instante los trovadores escribían sobre la sátira, la política, y el amor pero luego solo van a centrarse en la temática del amor, el enamoramiento y las pasiones.
El código funcionaba por lo general cuando un caballero enamorado de una mujer casada o muchas veces perteneciente a la nobleza, le mostraba su admiración a través de hazañas heroicas y mensajes amorosos, presentados de manera secreta a su dama y debía mantenerse en anonimato; así, se convertía en servidor de su Dama elegida. En la obra de Denis de Rougemont llamada “El Amor en Occidente” define al amor cortes…”como una reacción de la caballería contra la anarquía brutal de las costumbres feudales” (47). Este nuevo concepto de amor logra transformar a la imagen de la mujer y la pondrá en el pedestal de Dama (domma), mientras que al caballero enamorado sólo es el vasallo de la dama.
En la Edad Media, la mayoría de los matrimonios de la nobleza eran contratos de negocios convirtiendo al amor cortés en una forma de adulterio aceptado; ya que, no era una amenaza al matrimonio ni al sacramento religioso; de hecho, la infidelidad entre los amantes era tomada más pecaminosa que el adulterio de esta relación extramarital. Por lo cual, esta poesía mostraba la ética del amor cortés, un amor sensual bastante opuesto al concepto tradicional cristiano.
Conjuntamente con los trovadores, estaban los llamados juglares. Estos personajes eran itinerantes, iban de pueblo en pueblo entreteniendo al público analfabeto y muchas veces cantaban en las cortes las canciones escritas por los trovadores.
A partir del Amor Cortés, nace en Toscana, Italia a finales del siglo XIII el llamado Dolce Stil Nuovo. Este estilo poético es la herencia de los trovadores provenzales, se basa en el amor cortés y los elogios de la dama; además, el deseo, los celos, la espiritualización e interiorización del sentimiento amoroso, la ambigüedad enigmática, la importancia de la mirada, la presencia física, el luto de amor o la manera de expresar es escrita en forma de balada, soneto o prosa.
Guido Guinizelli es considerado uno de los fundadores este movimiento y de él se conoce la primera definición del Dolce Stil Nuovo “… el amor es como una virtud que sólo podían experimentar las almas y corazones nobles y que suscitaba la belleza de la dama”. Dante en el capitulo XX de su obra Vita Nouva escribe “…amor y buen corazón son la misma cosa” (56-57), esta obra consigue que su historia de amor con Beatriz se transforme en el elemento de la exaltación espiritual y sea la intermediaria entre el cosmos terrenal y celestial, entre la experiencia sensual del amor y la invención poética.

II. El deseo: móvil de la literatura Trovadoresca.

A partir del siglo XII la figura de la mujer sumisa se transforma en una mujer inalcanzable. El trovador contempla y admira a su amada no solo físicamente, sino espiritualmente; además, el deseo de la mirada idealizada por el poeta hace que sus sentimientos muestren a la mujer como un medio del deseo más que como un fin exponiendo que el amor cortés no insiste en el deseo de la mujer sino el propio de ellos convirtiéndolo en el móvil de la lírica.
Estos poemas escritos por hombres empieza a llegar a manos de mujeres que son esposas, hermanas o hijas de grandes señores que tenían relación con trovadores, así tuvieron la oportunidad de aprender el arte de trovar y componer utilizando el mismo código y formas retóricas trovadoresca masculina llamadas Trobairitz.
Las trovadoras muestran el deseo propiamente de la mujer, ellas aceptan la abstracción del juego amoroso, respondiendo con las mismas reglas del amor cortés basándose en su propia experiencia. Así lo expresaría Azalais de Porcairagues, originaria de los alrededores de Montpellier, al este de Béziers, se sabe que le dedicó varios poemas a Raimbaut de Aurenga , especialmente se conoce el poema que le dedica Azalais a Raimbaut por motivo de su muerte, allí se evidencia el deseo femenino y la relación amado y amante:

“Tengo amigo de gran valor
que señorea sobre todos
y conmigo no muestra corazón traidor,
pues me entrega su amor.
Digo que le adjudico mi amor
y que Dios de mala suerte
al que diga que no lo hago,
pues me considero muy a salvo.” “Hermoso amigo, gustosamente me he
comprometido para siempre con vos,
con mi cortesía y agradable aspecto,
con tal que no pidáis cosa ultrajosa.
Pronto llegaremos a la prueba,
pues me entregare a vuestra merced:
me habéis jurado no exigirme falta.” (Riquer Los Trovadores 462.)

El ejemplo de este poema conforma la percepción de la mujer sobre el deseo y de su propia belleza. Los pocos versos que se mantienen nos muestra una vez mas que este arte fue dominado por la escritura masculina, las mujeres que se atrevían a trovar debían mantener las reglas de las retóricas ya impuestas. Las mujeres medievales pudieron de alguna manera tejer sus identidades a través de la experiencia de componer poemas, también su realidad fue vista desde el papel protagónico de Dama que conforma el esquema del vasallaje medieval.
Así el deseo expresado en los poemas caracteriza la esencia del amor cortés que toma un carácter platónico al no tomar a la mujer como fin sino como medio para llegar a un estadio de excelsitud en el que el amor y el deseo se tornen en un valor necesario e infinito, ya que constantemente reviva en el deseo del amante ante la no obtención del satisfacción carnal; con esto se compone la belleza y sensualidad de la realidad; además, la idealización del perfeccionamiento del espíritu del amante que aparta el elogio físico del cuerpo femenino debido a las reglas de amor cortés, unido a las creencias folklóricas que relacionaban el cuerpo de la mujer a la magia y lo misterioso, estas conjeturas pueden justificar la censura de la devoción física del cuerpo femenino.
Por lo tanto la dama espiritualmente se convierte en el trayecto de la perfección del deseo platónico,”…ella no participa en la recompensa del proceso, tal vez por que ya sea descrita en términos de perfección frente al amante, inferior en este aspecto. Sin embargo, cuando el amante ha llegado al estadio de perfección idílica, lejos de concretizar sus deseos, prefiere deleitarse en la esfera de lo abstracto, en la superación de sí mismo. Por ello, el amor cortés no puede ser nunca un deseo puramente sexual, tal y como reflejan los trovadores occitanos que poco a poco configuran los entresijos literarios. “(Pradas, De la Canción Medieval a los Solares 126).

En el tratado de Andreas Capellanus llamado Tractatus d'amore distingues dos tipos de amor:
Amor Purus Amor Mixtus
“el que une los corazones de los amantes con toda la fuerza de la pasión; consiste en la contemplación del espíritu y de los sentimientos del corazón; incluye el beso en la boca, el abrazo y el contacto físico (…) con la amante desnuda, con exclusión del placer último, pues este está prohibido a los que quieren amar puramente. El énfasis de este amor está en las emociones que se mezclan con el deseo sexual, a diferencia del amor platónico que se centra en lo espiritual”. (Vidal-Quadras, Andrés el Capellán 64) “El que incluye todos los placeres de la carne y llega al último acto de Venus. [...] éste también es un amor verdadero y digno de elogio; incluso se dice que es causa de todo tipo de bienes aunque por él amenacen muy graves peligros, reconoce la devoción a la dama en su dimensión más pura sin abandonar el deseo carnal en su lado más impuro.”(64).

Esta teoría del amor surge como renuencia, de un amor corporal y público, donde lo espiritual y secreto la convierte en un código de comportamiento de la aristocracia y sea su forma ver la vida.
Así lo demuestra Raimbaut d’Aurenga en el soneto dedicado a su amada
Azalais de Porcairagues:
“(Han pasado ya cuatro meses
-sí, que me parecen más de mil años desde
que me concedió y prometió
que me daría lo que más quiero.
Señora: ya que tenéis preso a mi corazón,
Dulcificadme lo amargo con dulzura.
¡Dios, socorro! ¡En el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo! ¿Qué será esto, señora?)” (Riquer 418)
El deseo es una manifestación platónica del amor, el se disfraza pero nunca desaparece pues perdería el sentido del amor cortés. Algunas veces, la amada daba como privilegio una mirada o podía conceder un beso como prueba en virtud de amante-amada siguiendo las criterios que define el amor cortés; sin dejar atrás el sello de la relación feudal- vasallaje entre la Dama y el caballero; a la vez cumplía la función del deseo a través de la inspiración poética exponiendo a la Dama como su musa.
“El amor cortés responden a las ansias de esa época y de una cierta clase social noble refinadas. “Juego sutil” y “fantasías caballerescas”, que se desdibujan sobre una realidad histórica mucho mas dura, sórdida y brutal. Las mujeres estaban mucho peor tratadas en la realidad medieval que las bellas y gentiles damas y damiselas seductoras en la novela, incluso la de alta cuna, mientras que los villanos y villanas no están admitidos en este juego.” (García El Redescubrimiento 58).

El sistema del amor cortés funciona en la aristocracia: para amar hay que tener sangre noble. Pero, ¿donde quedan las mujeres del campesinado? En la Edad Media se pueden diferenciar dos tipos de mujeres, las que forman parte de la nobleza y las plebeyas. Estas, ultimas no tienen el mismo tratamiento de dama inalcanzable pero tiene un cierta relación con el amor cortés; ya que, algunos trovadores se dedicaron a escribir pastorelas que son composiciones que relata el encuentro en el campo de un caballero con una pastora (calificada muchas veces como villana), a la cual intenta seducir. Esta es una composición dialogada, con un lenguaje agudo y vivo. Su nombre deriva a que la mujer es una pastora con la que el seductor muchas veces violento intenta abusar de ella y de sus servicios.
La muestra del deseo de estos poemas líricos que son considerados “no-corteses” hace referencia a lo carnal mas que lo espiritual. Además, no cumple la regla más importante del amor cortes: sólo pueden amarse dos personas que sean corteses; es decir, nobles de nacimiento.
En la siguiente pastorela de Cerverí de Gerona describe como el caballero entra en relación con la pastora y quiere lograr hacer el amor con ella, a pesar de que esta al tanto que la relación con el caballero le puede afectar más que favorecer por la separación social.
I
Entre Lérida y Bellvís,
cerca de un río, entre dos jardines,
vi, con una pastorcilla,
un pastor vestido de terliz;
y yacían entre flores de lirio,
besándose bajo la hierba fresca;
y nunca pastora más bella,
más graciosa y más vivaracha,
no creo que existiera; ni creo haber visto
que a mis ojos fuera tan agradable
ni en Francia ni en Castilla.
II
Contemplé bien su rebaño,
y vi que un sirviente se lo llevaba
el cual a los dos lo había robado;
y empecé alto a gritar:
-¡dejadlo, no podéis marchar!-,
y el sirviente hizo a mi gusto;
y cuando vi que lo hacía
voy tomarlo (el rebaño), que no me placía
irme con él a pelear;
Y fui a un huerto a cerrarlo,
después volví allá de dónde venía.
III
Cuando volví cerca del jardín,
la pastora gritar sentí:
-¡Ay desgraciada!, ¡mal año nací!
todo gozo se convierte en dolor a la larga:
Mientras mi amigo estaba conmigo,
no pensaba que pudiera estar tan preocupada
¡ay! dulzura: rápido me ha pasado,
¡y se ha vuelto grande dolor!
Decidme, señor Cerverí,
si habéis visto ganado en el camino,
que yo me lo temo en desbandada.

IV
-Si el ganado que habéis perdido,
moza, yo os lo hubiera vuelto,
¿cuál recompensa recibiría?
-Señor, de vos haría amante,
y me lo habríais vendido caro:
pero en mal momento se cambia perdiendo.-
Juntos hacemos nuestro camino
allá dónde el ganado apacentaba;
y, cuando por sí sola lo reconoció:
-Señor -dijo ella,- Dios os ayude,
id, que no haré nada.
V
-Moza, no sería correcto
si me rompierais vuestra promesa.
-Señor, es causa corriente:
no os maravilléis si yo os miento,
porque conmigo os han mentido más de cien;
y soy de vos gentilmente escapada:
se debe tomar su sueldo
que le es dado inmediatamente;
porque quien tiene la oportunidad y deja pasar el tiempo,
pierde su tiempo muy neciamente;
y la mujer pronto cambia.
VI
-Moza, disfrutar no me gusta
ni yacer con mujer irritada.
Si tuviera gozo, ¡y vos arrepentimiento...!
-No sería causa digna.
-Pero ahora ¡me debe ser dada!
VII
Señor, la cosa conseguida
a la fuerza es cosa desagradable,
no se tiene que hacer, porque yo me arrepiento
-Pero quiero oír juramento
del Infante, de quien me gusta el mérito.
VIII
A la Vizcondesa amable,
moza, de Cardona me remito,
porque el amor no es provechoso si es forzado. (Riquer 1576- 1579)

En efecto, se muestra la imagen de una pastora doncella que invita al señor a que tome su virginidad afirmando el latente deseo erótico sobre ella.

III. La imagen del deseo en la obra de Dante: la “Vita Nuova”.
La Vita Nuova escrita por Dante Alighieri entre 1292 y 1293, muestra la influencia de la lírica amorosa trovadoresca de la región Provenzal y la poesía del movimiento conocido como Dolce Stil Nuovo. Esta obra desarrolla las emociones del autor de una manera sublime, espiritual y mística convirtiéndola en una de las grandes obras de la literatura medieval. Además, representa lo femenino y la caracterización de deseo como emoción conectoras de lo espiritual-secreto que conceptualiza y edifica un nuevo paradigma del deseo amoroso y la creación literaria transformada en el motor fundamental de la hermenéutica artística literaria actual. El I Capitulo dice:

“En aquella parte del libro de mi memoria, antes de la cual poco podía leerse, hay un epígrafe que dice Incipit vita nova . Bajo este epígrafe se hallan escritas las palabras que es mi propósito reunir en esta obrilla, ya que no en su integridad, al menos sustancialmente.” (Dante Vita Nuova 3)

Estas palabras están enlazadas con la idea de San Agustín sobre la reflexión sobre la unión de Dios (que según el teólogo se encuentra dentro de cada uno de nosotros) y la palabra del corazón originada en lo místico y divino que se transmuta en una palabra (verbum oris). Igualmente, Santo Tomás afirmaba que al escribir transcribimos sensaciones de nuestra vida y memoria; la mente como las palabras son la representación interna de las cosas externas. Así, Dante sigue estos lineamientos haciendo hincapié que el tema del amor y el deseo guardada relación con la lengua. En la Vita Nuova y en sus otras obras, defendía la idea que la poesía debía escribirse en la lengua natural del poeta, esto le servia para comunicarse y presionar su propio yo interior.
La Vita Nouva se convierte en un discurso ideológico y místico, presenta al amor como si fuese un elemento que se forma de si mismo y que siente dolor o pasión como cualquier persona. En el capítulo XXV:

“Aquí cualquiera persona digna de que se le aclaren las dudas podría dudar de lo que digo acerca de Amor, tratándolo como si fuera una cosa en sí, y no sólo sustancia inteligente, sino como si fuese sustancia corpórea. Lo cual, a decir verdad, es falso, pues Amor no existe por si mismo como sustancia, sino que es un accidente en la sustancia. Que yo hablo de él como si fuera cuerpo y, más aún, como si fuera hombre, despréndese de tres cosas que digo de él. Primeramente, digo que le vi venir de lejos; pero como venir implica movimiento local, y como, según el filósofo, sólo el cuerpo es localmente móvil, se deduce que considero a Amor como cuerpo. También digo de él que reía y hasta que hablaba, lo cual- especialmente la risa- parece propio del hombre: por tanto, es evidente que lo considero personificado.” (Dante 39).

Esta visión del deseo está inscrita en la memoria, en la imaginación y en los sentimientos del autor. La imagen del deseo se presenta ante la figura de Beatriz a través del dolor, la pasión, el alma y el corazón de Dante.
Ejemplo en el capitulo XV de la Vita Nuova se expone por primera vez la palabra deseo como la búsqueda de la mirada de su amada hacia lo eterno y femenino.
“Si no me cohibieran mis facultades y tuviese desenvoltura para contestar, diríale que, en cuanto me pongo a considerar su admirable belleza, me acomete un deseo tan poderoso de verla, que destruye y aniquila cuanto en mi memoria se le pudiera oponer. Así es que los padecimientos pasados no son obstáculo para que procuré verla.” (Dante 20).

Además, Dante le dará importancia a la figura de la mujer como sujeto sociocultural y no como propiedad del hombre, ella representará el corazón noble resaltando la mirada, el dolor y el simbolismo del amor espiritual del alma que arde por la belleza de la dama. Por lo tanto, la imagen del deseo no es vista como una forma sexual, sino describe y busca el sentimiento amoroso conectarlo con ese amor superado por la distancia y el fuego del corazón. Esta percepción de la mujer como espíritu e intelecto se relaciona con la categoría del universo femenil cuando describe a su amada Beatriz como el alivio de su alma.
El amor y la cortesía son elementos necesarios entender esta idea del deseo dantesco definido como un sentimiento de amor fijo en el corazón y el alma conectados en uno sólo. Además, las alabanzas y expresiones de deseo son las metas hacia la luz e imagen de la naturaleza que encarna Beatriz.
Dante se basa en el concepto de tiempo aristotélico, esta unidad de cálculo medía el movimiento de los cuerpos celestes que influía en la naturaleza de la tierra y en los humores de las personas . Con la llegada de la muerte de Beatriz (el objeto del amor), Dante enfrenta la muerte como una enfermedad de deseo melancólico que explicó Guido Cavalcanti . Él habla sobre la figura del deseo doloroso que empuja al debilitamiento de la persona. Esta disertación de la teoría sobre la enfermedad del amor asociada con la teoría de los cuatro humores donde el amor estaba asociado a la sangre y al órgano del corazón. En la Vita Nuova en capitulo XXIII dice:
“Pocos días después sucedió que en determinada parte de mi cuerpo me sobrevino una dolorosa afección, en virtud de la cual estuve sufriendo y penando nueve días de una manera muy amarga, lo cual me causó tanta debilidad, que hube de estar como los que no pueden moverse. Al noveno día, sintiendo unos dolores casi intolerables, me puse de pronto a pensar en mi amada, y, luego de haber pensado cierto tiempo en ella, volví mis pensamientos hacia mi debilitada vida, y viendo cuán breve sería su duración, aun estando sano el cuerpo, comencé a llorar internamente por tanta desgracia. Con fuertes suspiros decía para mí: «Alguna vez tendrá que morirse la gentilísima Beatriz… [zic] Estoy viendo el principio de toda paz.» Con esto, sentíme tan anonadado que llamaba a la Muerte, diciendo: «¡Ven a mí, dulcísima Muerte! No me seas cruel, pues debes ser noble, a juzgar por donde has estado. ¡Ven a mí, que tanto te deseo! ¿No ves que ya tengo tu mismo color?» Y cuando vi realizadas ya las dolorosas ceremonias que con los cuerpos de los difuntos es costumbre hacer, parecióme que volvía a mi estancia y que desde allí miraba al cielo. Y tan exaltada estaba mi imaginación, que, llorando, dije con voz verdadera: «Oh alma hermosísima! ¡Feliz quien te contempla!» Y cuando, con dolorosos extremos de llanto, pronunciaba estas palabras y llamaba a la Muerte para que se llegara hasta mí, una mujer joven y bella que se encontraba junto a mi lecho, creyendo que mi llanto y palabras obedecían sólo a los dolores de mi enfermedad, comenzó también a llorar con gran espanto, por donde otras mujeres que en la estancia se hallaban se percataron, por el llanto de ella, de que yo lloraba.” (Dante 32-33).

Dante plantea la concepción del deseo por la muerte de Beatriz, explicando que el deseo de la muerte y destrucción es el componente importante de la naturaleza de la razón, la muerte es y será un enaltecimiento dentro de su ideario teológico y metafísico del cosmos. Este retrato del trayecto de la muerte consiente en el control de la razón, cuanto más próximo es el esencia deseada mayor será el latido de la intuición sensual, la razón constituirá el recuerdo del alma de su amada. En el capítulo XXXVIII de la Vita Nuova:
“En dicho soneto hago dos partes en mí, con arreglo a la división de mis pensamientos. A una parte llamo «corazón», o sea el deseo, y a la otra, «alma», o sea la razón. Y refiero cómo hablan entre sí. Que es propio llamar corazón al deseo y alma a la razón, resultará evidente para quien me place que me entienda. Bien, es verdad que en el soneto anterior tomo el partido del corazón contra el de los ojos, lo cual parece contrario a lo que digo en el inmediato siguiente; no obstante, también allí tomé el corazón por el deseo, pues que mayor anhelo tenía yo de recordar a mi gentilísima amada que de ver a ésta, si bien tenía de ello cierta apetencia, ligera al parecer, con lo cual se demuestra que lo allí dicho no se opone a lo que aquí se dirá.” (Dante 56-57).

IV. La concepción e imagen del deseo en la contemporaneidad:

A partir de los resultados de la encuesta elaborada se puede interpretar que en las últimas décadas se ha delineado una situación cultural en la que se han saturado las manifestaciones de lo moderno en las sociedades industriales avanzadas y en la que la realidad se elabora a través de procedimientos dispersos y poco controlables; con esto surge de la decadencia moderna del amor, de la noción de persona y el ocaso de la idea del alma. Por lo tanto en la actualidad el concepto del deseo es tomado como un sentimiento de apetito que exige la intervención de la voluntad para dirigir la acción hacia la posesión, conocimiento o disfrute de algo; es un impulso asociado a la idea de un objetivo.
El deseo inalcanzable ha desaparecido en el mundo actual ya no seria entendido en la época de los trovadores y de Dante donde el deseo es una espiritualización metafísica y la mujer es mediadora de conocimiento y elevación interior, intermediaria y guía hacia la trascendencia divina. Así, el amor y la mujer ya no serán los únicos temas considerados para la creación, nuevas inquietudes de lo autores contemporáneos el problema de la expresión de la interioridad buscará nuevos enfoques que lleva a lo psicólogico, y claramente a lo sexual. Sin embargo, los clásicos de la literatura medieval retumban en las ideas actuales sobre el amor.
Desde Dante como punto originario abre senderos literarios que a su vez han llevado a nuevas caminos culturales, el deseo dantesco y sus concepciones han sido para la cultura occidental un túnel para adentrarse y desde el seguir la tarea creativa, su influencia se disuelve en la modernidad no por la idea de que haya perdido vigencia, sino por su representación inaugural de la tradición trovadoresca y ha asentado fuertemente su influencia. Autores modernos recurren a Dante conscientemente para construir sus escritos o si sencillamente se integran en el resultado de su discurso por corresponder a una modernidad que no se concebiría sin su tarea lírica e intelectual.

Conclusiones

La concepción del deseo pertenece a todas las sociedades y civilizaciones; el amor, es una invención de Occidente que nace en Provenza, como una creación poética que transfigura las normas y una ruptura de los vínculos, ya sean familiares o de clase, raciales o conyugales. El amor cortes es el culto secreto de Occidente que exalta al amor espiritual y al mismo tiempo lo condena como una pasión carnal. Por lo tanto esta diferencia entre el amor espiritual y carnal se puede esclarecer mediante la idea del amor que implica elección de un cuerpo y un alma únicos como una sola persona; con esto el simbólico de amor cortés es la persona a través de lo platónico y cristiano (el alma) y una transgresión del cristianismo y el platonismo: esa alma única es inseparable de un cuerpo también único.
La literatura medieval provenzal, se ha convertido en una herramienta para intentar esclarecer y comprender la imagen del deseo medieval; a través de ella se puede desentrañar la sensibilidad y los ideales de la edad media europea (exactamente en la Baja Edad Media) que constituye la exaltación de la dama noble a través de su belleza física y moral superior al hombre. Este nuevo escenario hizo que los caballeros adoptaran el código y el vocabulario del vasallaje feudal para rendir tributo a su dama. Ella se transforma en señora y el caballero en vasallo por amor, el cual se comprometía a servirla, incluso hasta la muerte; así, el movimiento del amor cortés es la reflexión del amor en sí mismo, la mujer es el medio del amor, la lengua vulgar el vehiculo hacia el entendimiento de su propio yo interior y el deseo es la fuente y raíz de la creación.

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