jueves, 25 de noviembre de 2010

VITA NUOVA XIX-XXI

XIX

Ocurrió entonces que yendo por un camino, junto al cual corría un muy claro arroyo(1) , me sobrecogió tan grande voluntad de decir, que comencé a pensar en la manera que había de hacerlo; y pensé que hablar de ella no correspondía que yo lo hiciera, a no ser hablando a segundas personas, y no a cualquier mujer, mas solamente a las que son gentiles y que no son solo hembras. Digo entonces que mi lengua habló casi como moviéndose por sí misma, y dijo: Damas que tenéis entendimiento de amor. Guardé estas palabras en mi memoria con gran alegría, pensando tomarlas para el comienzo; por donde vuelto luego a la dicha ciudad, pensando algunos días, comencé una canción con aquel comienzo, ordenada en la forma que se verá luego en su división. La canción comienza: Damas que tenéis.

DAMAS QUE TENEIS ENTENDIMIENTO DE AMOR
voy a hablaros de mi dama;
no porque crea su alabanza agotar,
sino para razonar y desahogar la mente.

Digo que pensando en su valor,
Amor tan dulcemente me hace sentir,
que si entonces no menguara mi ardor,
hablando haría enamorar la gente:
y no voy a hablar tan altamente
que por audacia me haga vil (2);
mas trataré de su estado gentil
hablando de ella deferentemente,
damas y doncellas, con vosotras,
que no es cosa de hablar con otras.

Un Angel clama en el divino intelecto
y dice: "Señor, en el mundo se ve
una maravilla en el acto que procede(3)
de un alma que hasta aquí arriba resplandece".
El Cielo, que otro defecto no tiene
que el no tenerla, a su señor la pide,
y cada santo clama merced.
Sólo Piedad nuestra parte defiende,
porque dice Dios que de mujer entiende:
"Amados míos, ahora bien sufrid en paz,
que vuestra espera (4) sea cuanto me plazca,
porque hay uno allá que de no perderla se cuida,
y que dirá al infierno: "¡Oh mal nacidos!
¡Yo vi la esperanza de los santos!"

Deseada es la Dama en el alto Cielo:
quiero ahora de su virtud haceros saber.
Digo que quien quiera ser dama gentil
con ella vaya, que cuando va en un camino,
pone Amor en el corazón villano un hielo
que todo su pensar se congela y muere;
y todo el que sufriera de quedarse a verla
se haría un algo noble o moriría.
Y cuando encuentra a alguno que digno fuera
de verla, ése experimenta su virtud,
porque recibe, lo que le da, para salud,
y lo hace tan humilde que toda ofensa olvida.
Aún Dios por mayor gracia le ha concedido
que terminar mal no pueda a quien ella le ha hablado.

De ella dice Amor: "Cosa mortal
¿cómo puede ser tan bella y pura?"
Después la mira, y dentro de si jura
que Dios intenta de ella hacer cosa nueva.

Color de perlas tiene de la manera
como conviene a dama tener, no sin mesura;
ella es cuanto de bien puede hacer natura;
es el ejemplo por el que se prueba la belleza.
De sus ojos, comoquiera ella los mueva,
surgen espíritus inflamados de amor,
que hieren los ojos de quien entonces la mira,
y tanto lo traspasan que al corazón llegan:
vos la veréis Amor pintado en el rostro,(5)
allí donde nadie puede mirarla fijo .

Canción, yo sé que rondarás hablando
a muchas damas, cuando incitado te haya.
Ahora bien, te advierto, yo, que te he criado
como hijuela de Amor, joven y llana,
que adonde llegues digas rogando:
"Enséñenme a donde ir, pues soy mandada
a aquella de cuya alabanza estoy adornada".
Y si no quieres ir en vano,
no has de quedarte donde haya gente villana;
empéñate, si puedes, en ser franca
sólo con dama o con hombre cortés,
que han de conducirte allá por caminos llanos.
Encontrarás a Amor, junto a él a ella;
recomiéndame a él como debes.

Esta canción, para que mejor se entienda, la dividiré con mayor artificio que las otras anteriores. Así pues primero haré tres partes: la primera es proemio de las siguientes; la segunda es el objetivo tratado; la tercera es como un servicio en honor de las precedentes. La segunda comienza aquí: Un Angel exclama; la tercera aquí: Canción, yo sé que. La primera parte se divide en cuatro: en la primera digo a quien quiero hablar de mi dama, y porqué quiero hablar; en la segunda digo como creo sentirme cuando pienso en lo que vale, y lo que yo diría si no decayera mi ardor; en la tercera digo como creo deber hablar de ella, en caso que la vileza no me lo impida; en la cuarta, repitiendo a quien me propongo hablar, digo la razón por la cual les hablo. La segunda comienza aquí: Digo que; la tercera aquí: y no voy yo ha hablar; la cuarta: damas y doncellas. Después cuando digo: Un Angel clama, comienzo a tratar de esta dama. Y esta parte divídese en dos: en la primera digo lo que de ella se entiende en el Cielo; en la segunda digo lo que de ella se entiende en la Tierra, allí: Deseasa es la Dama. Esta segunda parte se divide en dos; porque en la primera hablo de ella en cuanto a la nobleza de su alma, narrando un poco de sus virtudes efectivas que de su alma proceden; en la segunda hablo de ella en cuando a la nobleza de su cuerpo, narrando algo de sus bellezas, allí: De ella dice Amor. Esta segunda parte se divide en dos: porque en la primera hablo de algunas bellezas que son de toda la persona; en la segunda hablo de algunas bellezas que son según determinada parte de la persona, allí: De sus ojos. Esta segunda parte se divide en dos: porque en la primera hablo de sus ojos, que son principio de amor; en la segunda hablo de la boca, la cual es fin de amor. Y para que de aquí se quite todo pensamiento vicioso, recuérdese quien nos lee que arriba está escrito que el saludo de esta dama, el cual era acto de su boca, fue el fin de mis deseos hasta tanto los pude recibir. Después cuando digo: Canción, yo sé que rondarás, agrego un párrafo como siervo de lo anterior, en el cual digo lo que deseo de mi canción, y porque esta parte es fácil de entender, no me ocupo de más divisiones. Digo bien, que a más abrir la comprensión de esta canción, sería necesario hacer uso de más menudas divisiones; pero sin embargo quien no es de tanto ingenio que por estas que han sido hechas no la pueda entender, a mi no me desagrada si la deja de lado; porque ciertamente temo de haber comunicado demasiado su comprensión inclusive con estas divisiones que fueron hechas, si llegara a ocurrir que muchos las pudieran oír.

XX
Después de que esta canción tuviera alguna divulgación entre las gentes, de manera que ocurrió que algún amigo la oyera, a éste lo movió la voluntad de rogarme que yo le debía decir qué es Amor, teniendo tal vez por las oídas palabras confianza en mí más de lo que vale. Por donde yo pensando que después de tal tratado, bello sería tratar un poco de Amor, y pensando que el amigo debía ser servido, propúseme decir palabras en las que tratase de Amor; y entonces dije este soneto, que comienza: Amor y el corazón gentil.

AMOR Y CORAZON GENTIL SON UNA COSA,
como el sabio en su dictamen pone,
y así no puede ser el uno sin el otro,
como sin razón el alma racional.
Hízolos natura cuando es amorosa,
Amor por señor y el corazón por su morada,
dentro de la cual durmiendo reposa
a veces breve otras larga demora.
Muéstrase luego belleza en sabia dama
que a los ojos place tanto, que dentro del alma
nace un deseo de la cosa placentera;
y talmente tanto dura en él
que a despertar fuerza al espíritu de Amor.
Y lo mismo obra en mujer hombre valiente.

Este soneto se divide en dos partes: en la primera hablo de él [Amor] en cuanto en potencia; en la segunda hablo de él en cuanto de potencia se reduce en acto.(6)La segunda comienza aquí: Muéstrase luego belleza. La primera se divide en dos: en la primera digo en quienes está esta potencia; en la segunda digo cómo este sujeto y esta potencia vienen a la realidad, y como el uno mira al otro como forma a materia. La segunda comienza aquí: Hízolos natura. Después cuando digo: Muéstrase luego belleza, digo como esta potencia se reduce en acto; y primero como se reduce en hombre, después como se reduce en mujer, aquí: Y lo mismo obra.

XXI
Después que hube tratado de Amor en la precedente rima, me vino en voluntad de querer decir, también en alabanza de esta gentilísima, palabras por las que yo mostrase como por ella se despierta este Amor, y como no solamente se despierta donde está dormido, sino también que donde no está en potencia(7), ella, admirablemente operando, lo hace venir. Y entonces dije este soneto, que comienza: En los ojos lleva

EN LOS OJOS LLEVA MI DAMA AMOR,
porque vuélve gentil lo que ella mira;
por donde pasa, todo varón vuélvese a verla,
a quien saluda el corazón le tiembla,
tanto, que bajando los ojos, muérese entero,
y de todos sus defectos allí suspira:
huyen delante de él soberbia e ira.
Ayudadme, damas, a rendirle honor.
Toda dulzura, todo pensamiento humilde,
nace en el corazón de quien hablar la siente,
por donde es alabado quien primero la ve.
Lo que de ella se ve cuando sonríe un poco,
no puede decirse ni retener en la mente,
tan nuevo milagro es y tan gentil.

Este soneto tiene tres partes. En la primera digo cómo esta dama reduce esta potencia en acto, según la nobilísima parte de sus ojos; en la tercera digo lo mismo, según la nobilísima parte de su boca: y entre estas dos partes hay una partícula, que es como un reclamo de ayuda a la precedente y a la siguiente, y comienza aquí: Ayudadme, damas. La tercera comienza aquí: Toda dulzura. La primera se divide en tres; porque en la primera parte digo como virtuosamente vuelve gentil todo lo que ve, y esto equivale a decir inducir Amor en potencia allí donde no está; en la segunda digo como reduce en acto Amor en los corazones de todos a los que mira; en la tercera digo lo que virtuosamente obra en sus corazones. La segunda comienza aquí: por donde pasa; la tercera aquí: a quien saluda. Después cuando digo: Ayudadme, damas, doy a entender a quienes es mi intención dirigirme, llamando a las damas a que me ayuden a honrarlo. Después cuando digo: Toda dulzura, digo lo mismo que he dicho en la primera parte, según dos actos de su boca:; uno de los cuales es su dulcísimo hablar, y el otro es su admirable sonrisa; salvo que no digo como este último obra en el corazón de los demás, porque la memoria no puede retenerlo en su operación.

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